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De profesión tertuliano

octubre 6, 2008

Curiosa profesión la de los tertulianos, seres especiales que saben y opinan de todo lo que acontece, lo acontecido e incluso de lo que acontecerá.  Ellos son capaces de vaticinar quien ganará unas elecciones generales, predecir la tasa de paro o el IPC del próximo año, o adelantarse a la fumata blanca del mismo Vaticano, y si no aciertan, da igual, porque en ese trance son capaces de desdecir lo dicho, que total, al fin y al cabo, quien se puede acordar. Pero si por el contrario aciertan, publicitan su atino por toda cadena de radio o televisión por la que se puedan pasear mientras se lo restriegan por la cara a sus compañeros de tertulia, con los que por lo general mantienen una rivalidad, que a veces les lleva a enfrentamientos que van más allá de la pura dialéctica. Todos tienen fuentes,  contactos en todos los estamentos, y se jactan de ello en cada afirmación, “según mis fuentes”, “fuentes muy cercanas me comentan..”, “os lo aseguro por mis fuentes”…  Si juntáramos todas sus fuentes se acabaría con la sequía que nos asola.   Heterogéneos en procedencia, ex-políticos, escritores, periodistas, historiadores, filósofos, sociólogos, sin embargo bastante homogéneos en las “virtudes” que transmiten: pedantes, arrogantes, vehementes, imprudentes, presumidos, altivos, vengativos… Todos se jactan de ser adalides de la moralidad, y desde su púlpito son habituales los juicios y las sentencias. 

He de reconocer que son admirables porque han convertido la opinión en una profesión muy lucrativa.  Por ejemplo, los filósofos o escritores que a esto se dedican, saben bien, que es más provechoso darse una tournée de tertulias que producir una obra a tenor de las ventas de sus obras previas. Es evidente que estos especimenes me resultan algo cansinos, aunque soy algo masoca y suelo escucharlos en la radio o verlos en algunos programas de debate. Quizá sea pura envidia, porque vivir de opinar del trabajo de los demás, sin dar palo al agua, tiene su mérito.

Lo que mi grado de tolerancia no ha podido resistir, es el juicio que un conjunto de tertulianos hizo sobre la desgraciadamente ya famosa, Violeta Santander que fue invitada, previo pago, a un programa de televisión para dar explicaciones sobre la brutal paliza que su pareja propinó a un ciudadano, cuando éste, Jesús Neira, intentó defenderla de un presunto maltrato.   Mientras era entrevistada, los tertulianos tomaban nota, la observaban, la escudriñaban. Una vez terminó la entrevista, los tertulianos se abalanzaron dialécticamente sobre su victima, a la que juzgaron sin piedad, desde el más absoluto de los populismos, buscando el aplauso del público presente. Dejaron claro su desprecio más absoluto por la actitud de la invitada , la despellejaron,  la devoraron. Bravo por ellos, adalides de la verdad, gracias a ellos sabemos lo despreciable que es Violeta.  Un circo moderno con leones y gladiadores. La tentación del dinero, y no se si de la fama, ha convertido a una presunta víctima de malos tratos, en la persona más odiada de este país. Yo me pregunto si no son más deleznables los tentadores, quiero decir , los responsables del programa de televisión, los responsables de este circo mediático. Y les pregunto a ellos, a los tertulianos, ¿ tenéis la conciencia tranquila siendo partícipes de este espectáculo tan grotesco? No es solo Violeta la que hace caja con la desgracia de Jesús Neira…

 

 

  

2 comentarios

  1. VUELVE


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