¿Qué porcentaje de nuestras vidas depende del azar y qué porcentaje depende de las decisiones que tomamos? Hay quien piensa que en gran medida no controlamos nuestra vida sino que el azar la determina. Yo prefiero pensar que somos parte muy activa y decisiva en las cosas que nos suceden. No creo demasiado en la suerte y para nada creo en el destino. Prefiero pensar que he tenido mucho que ver en lo que soy. Es cierto, que el contexto en el que nos movemos, nuestro entorno, o las circunstancias, determinan en gran medida lo que nos sucede, pero al final depende de nosotros mismos que ciertas cosas ocurran. De nada sirve que el amor de tu vida se siente a tu lado en el autobús, justo el día que por un cúmulo de imprevistos decides utilizar el transporte público, si no te animas a entablar una conversación. De nada sirve que en tu trabajo surja una magnífica oportunidad de ascenso si no aplicas a dicho puesto. Esto me recuerda a un libro,”¿quien se ha llevado mi queso?”, que describe la diferencia entre una actitud pro-activa y una actitud pasiva. Mientras que el ratón activo se preocupa de explorar nuevos caminos para encontrar más queso, el ratón pasivo continua anclado en lo que tiene, lamentándose al ver que el queso se agota y esperando que el futuro se resuelva por si mismo. Ni que decir tiene que a este último se le acaba el queso y se muere de hambre. ¿Fue el azar el que hizo que el ratón pro-activo encontrara una nueva habitación llena de queso, o fue su actitud activa la que le condujo a él?
Machado lo expresó perfectamente, “Caminante no hay camino, se hace camino al andar…”