Al parecer se conocieron por casualidad un día chateando en internet. Ambos estaban casados pero eran muy infelices en sus matrimonios. Ella le contaba lo frustrada que estaba con un marido que no la comprendía y con el que apenas mantenía comunicación. El le contaba lo triste que era llegar a casa después de largas horas de trabajo y encontrarse con una esposa apática con la que ya nada tenía en común. El chateaba habitualmente desde el trabajo, y buscaba cualquier excusa para alargar su horario en la oficina y hablar cada día más tiempo con su nueva amiga. Ella, acostumbrada a esperar sola a que su marido volviera del trabajo, aprovechaba esos momentos de soledad para sincerarse con su nuevo amigo. En poco tiempo surgió el amor entre los dos. Aún sin haberse visto antes, estaban convencidos de haber encontrado a su verdadera media naranja, una persona afín, con la que poder sincerarse y ser uno mismo, algo que habían perdido con sus respectivas parejas. Decidieron entonces, poner fin al anonimato, y acordaron encontrarse en una cafetería. Para reconocerse debieron describir la ropa que llevarían puesta. Nerviosos acudieron a la cita, pero cual fue su sorpresa cuando ambos se encontraron con sus respectivas parejas. Pronto se dieron cuenta de que la persona de la que se habían enamorado a través de la red era realmente la persona con la que ya estaban casados.
Esta historia, que pareciera inventada, es sin embargo real, y es noticia hoy en la prensa. Al parecer los dos han pedido el divorcio por infidelidad. Esto me ha hecho reflexionar acerca de los nuevos canales de comunicación.
Por una razón que no acabo de entender, resulta más fácil decir ciertas cosas a través de un chat, un mail o un sms. Quizá tenga que ver con que decir ciertas cosas nos resulta incomodo, nos da apuro o vergüenza y es más fácil expresarlas en texto. Cuántas veces nos hemos visto en la tesitura de rehusar una proposición, y no hemos sido capaces de decirlo en persona, ni siquiera de decirlo en una conversación telefónica, y hemos decidido finalmente decir en un mensaje que no va a poder ser, que lo sentimos pero que otra vez será. Realmente cobarde, pero muy efectivo y nos evitamos un mal trago.
En el terreno de las relaciones, de igual manera, parece más fácil decirle a alguien lo mucho que le quieres a través del chat, en un mail o en un sms , que cara a cara. Quizá esta sea la razón que llevó a la pareja protagonista a un estado de incomunicación permanente, que sólo pudieron romper a través de la red.
Es realmente triste que se estén perdiendo los canales tradicionales de comunicación. Hay personas, cada vez más, que no saben otra forma de conocer gente que no sea a través de portales de relaciones o chats. De hecho, es algo de lo que uno se puede percatar un sábado por la noche, en cualquier discoteca o pub, donde apenas se ve que las personas interaccionen entre si. Probablemente cuando vuelven solas a casa, conecten el ordenador en busca de compañía.