Los amigos de siempre

Han pasado los años y todos hemos cambiado, unos más que otros. Hace tiempo, hicimos una apuesta de cómo seríamos en el futuro, ese futuro ha llegado y recordando nuestras apuestas me doy cuenta de que no hemos acertado ni por asomo. Desde el que yo veía casado con una señorona de alta sociedad de pelo rubio teñido y que sin embargo hoy en día es gay completamente fuera del armario y con pareja estable, hasta la hippy alternativa que viviría en una casa llena de jarapas y olor a incienso, quien como mucho fuma un porro de pascua en ramos… Desde la que veíamos como soltera liberal viviendo una vida como la de Samantha la de Sexo en NY, quien sin embargo hoy en día es una feliz mujer casada que cuida de su gato en los largos días de ausencia mientras su marido trabajar. Aún así alguien del grupo ha tomado el papel de Samantha, pero en masculino, que bien se lo monta el jodido. A mi me imaginaban en una casita de campo, con mujer , tres churumbeles y perro, en plan familia feliz… en fin… quien me conoce, sabe qué nada más lejos de la realidad.

En fin, la realidad no es como nos la imaginabamos… Ni mejor, ni peor, solamente diferente…

Vuelta al pueblo

Mi amigo Bruno ha vuelto a Madrid con la ansiedad por las nubes, después de pasar unos días en su pueblo en casa de sus padres. Muchos de nosotros hemos emigrado a la gran urbe procedentes de pueblos o ciudades más bien pequeñas, en los que todo el mundo se conoce. En todos ellos existe el café o bareto de turno donde te tomas algo todos los días, normalmente a la misma hora,  rodeado de la misma gente, y donde los temas de conversación se repiten año tras año, dando la impresión de que el tiempo no pasa, o al menos pasa muy lentamente. Acostumbrados al ritmo de la gran ciudad, es este caso de Madrid, cuando volvemos a nuestros orígenes nos parece que todo va a cámara lenta. A mi personalmente me entra sueño, un sueño espantoso, aunque mi amiga Ana me ha convencido que se debe a la mayor cantidad de oxígeno que se respira cuando te alejas de la contaminación de Madrid. A lo mejor tiene razón, a lo mejor nuestro cerebro se ha acostumbrado al aire contaminado, al ruido, al bullicio de la Gran Vía,  y el cambio brusco cuando volvemos al pueblo le deja un poco descolocado. ¿ Habrá mutado nuestro cerebro? ¿ Por qué la mayoría de nosotros hemos vivido durante tanto tiempo en nuestro pueblo sin excesivos traumas, y después de solamente unos pocos años fuera, ya somos incapaces de soportar pasar más de una semana en compañía de nuestros padres y antiguos amigos? Quizá esta mutación es temporal y quien sabe si en un futuro decidamos volver a nuestros orígenes en busca de un lugar más tranquilo donde pasar la vejez.  

Lo cierto es que de momento, mi sitio, como el de Bruno y muchos otros urbanitas, está en Madrid …

Solidarios o consumistas?

Ayer mientras tomabamos algo en uno de los puntos más concurridos y de moda de la marcha nocturna madrileña, y por cierto,  a la vez más cutre, siguiendo esa tendencia tan alienante de acudir a los sitios donde va todo el mundo, aunque esto es otro tema digno de tratar en un post a parte; pues mientras tomabamos algo, surgió el tema de ser solidarios, y de donar parte de nuestro sueldo mensual. Comentabamos la noticia de que Bill Gates ha cedido parte de su fortuna a causas humanitarias, y alguien decía que aunque Bill haya donado la mitad de sus bienes, la otra mitad es tan grande que así cualquiera puede.

No estoy nada de acuerdo con esta afirmación, seguramente si a alguno de nosotros nos tocara en la lotería una cantidad ingente de dinero, seríamos incapaces de donar la mitad, ya que es condición del ser humano querer siempre más y más. Es fácil decir que con el dinero de Bill yo también sería igual de generoso pero hay que verse en la situación.

La prueba está en que a medida que nuestro sueldo se incrementa con el paso de los años, al mismo ritmo se adapta nuestro estilo de vida. Rápidamente nos acostumbramos a ciertos lujos, y si por alguna causa tuvieramos que ajustarnos el cinturón y renunciar a ellos, nos supondría un buen esfuerzo. Personalmente me cuesta imaginarme sin teléfono movil, sin coche, sin internet, etc, etc… cosas que no son vitales, pero que se han convertido en casi imprescindibles…

Supongo que el quid de la cuestión está en ser consumistas responsables, pero donde está el límite?

… el límite lo decide la conciencia de cada uno.

Mi primer Post

Una amiga me envió recientemente un correo avisandome de que había abierto su blog. Decir que tienes tu propio blog, no deja de ser un punto de sofisticacion, que te distingue en cualquier reunión de amigos, » por cierto, has visitado mi blog?» – el interlocutor puede quedarse confuso pensando qué es exactamente eso del blog, mientras que tú con aire de cosmopolita le comentas que para ti es un canal de expresión en el que das rienda suelta a tus pensamientos.. vamos, que como nadie tiene la paciencia de escuchar tus mamarrachadas no te queda otra que escribirlo en un portal con la esperanza de que alguien lo lea…

En realidad, contar en un blog tus sentimientos, tus experiencias, tus temores, tus deseos, no deja de tener un punto de exhibicionismo, aunque bien es verdad que es un exhibicionismo a medias, mitigado por el anonimato que da internet.

Veremos hasta que punto este blog me ayuda a desnudar mi alma…

Hello world!

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